Una primera característica de la agricultura ecológica y según las directrices de la Unión Europea es que durante el proceso de producción y elaborado se establecen limitaciones en el uso de productos que no sean de origen agrícola.
Esta limitación se aplica al uso de componentes químicos y de aditivos en los alimentos. Además, en el proceso de
producción no se utilizan sustancias químicas como plaguicidas, fertilizantes, herbicidas o fungicidas, aunque sí pueden
utilizarse productos elaborados de forma natural y que
sirvan para tal fin. En su fabricación, tan solo se permite el uso de una pequeña cantidad de ingredientes químicos y de aditivos.
Con esto también se previenen los posibles efectos adversos a largo plazo que presentan los aditivos para la salud. La FAO establece que para certificar la producción ecológica la tierra debe estar libre de insumos químicos desde los 2 a 3 años previos al inicio del proceso de producción. Con esto se establece que los productores que certifiquen este tipo de producción solo pueden hacer uso de plaguicidas, herbicidas o insecticidas de origen natural.
Uno de los métodos que se practican en el laboreo de estos productos es la lucha biológica, consistente en incorporar a los cultivos insectos y otros animales que ayuden a mantener a raya a las plagas. El uso de este método de control debe estar basado en el conocimiento para saber que especies son las adecuadas para controlar ciertas plagas.
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