Bajo el nombre de köpskam, ha llegado la denominada «vergüenza de comprar o consumir».
Esta tendencia nos ha llegado desde los países nórdicos, en concreto desde Suecia, un país de gran conciencia medioambiental. Y no es raro que esta tendencia venga de estos países, porque en temas de sostenibilidad, cambio climático, y hábitos de consumo que influyen en el deterioro del medio ambiente, las culturas nórdicas van por delante de nosotros muchos años.
Era cuestión de tiempo que el fenómeno Köpskan, se convirtiera en un movimiento global
Köpskam, significa “vergüenza por comprar o consumir” más ropa de la que necesitamos. Busca reutilizar ropa y no adquirirla nueva cada poco tiempo, para así, poder eliminar el impacto de su producción en el medio ambiente. Esta supuesta necesidad consumista de comprar viene provocada, por no querer o no ser conscientes de nuestra conducta poco ecológica. Por lo que este tipo de iniciativas vienen a sumarse a otras ya existentes para frenar nuestro consumo excesivo.
Si intentamos justificarnos al estrenar ropa, o a posteriori nos avergonzamos de decir que hemos ido de compras, o nos entran remordimientos de haberlo hecho, es porque la semilla Köpskam esta creciendo en nosotros.
¿Alguien se ha parado a pensar cuantas veces se puede poner una prenda de ropa o calzado antes de dejarla en el armario?
Pues según estudios, una prenda se pone de media en los países occidentales, unas siete veces. Este dato pone en el punto de mira el sector de la moda, y por otra parte la irresponsabilidad ecológica que supone la compra excesiva de ropa por parte del consumidor. Es necesario cambiar la mentalidad de los consumidores, de dejar de acumular objetos en el armario por el simple hecho de tenerlos, y de poder lucir cada día una nueva prenda. Es necesario que al consumir se valore la calidad del producto, se sepa de donde procede, quien la ha confeccionado, en que condiciones laborales se ha hecho, en definitiva es primordial apostar por una moda sostenible, o moda ética, en el que se considere el impacto ambiental y social que tienen los productos que se crean.

Ya ha empezado a cambiar el concepto de moda en el que todo lo nuevo es lo que vale, y lo que es viejo esta pasado de moda. Cuando el concepto de viejo en una prenda, sería posiblemente un termino a estudiar.
Se esta empezando a ser más consciente de que hay que sacar mayor partido a la ropa que tenemos, cuidándola y alargando su vida útil para generar menos impacto medioambiental.

Con todo ello, se aboga por un cambio de mentalidad, y es que en poco tiempo se están dando pasos para un consumo sostenible en nuestra sociedad. Un ejemplo sería que la segunda mano de nuestra ropa, ha dejado de estar mal vista. Ya empieza a verse bien el utilizar ropa de segunda mano para consumo personal, e incluso para regalarla a otras personas. Y también el concebir el hecho, de que las prendas que tienen una segunda oportunidad, se les otorgue un valor añadido.
Es un hecho que la emergencia clímática está cambiando los hábitos de consumo de todos, y es importante el penalizar comportamientos que influyan en el deterioro del medio ambiente.
Nuestra sociedad ha vivido en el reclamo del shopping. Salir de compras se ha convertido en un momento social, una forma de vivir, de relacionarse con amigos, incluso una terapia para no pensar en otras cosas, pero esto, ahora, esa forma de consumir, no puede seguir, ni por nosotros, ni por el planeta, si queremos seguir manteniéndolo.

Con toda esta corriente, no se trata de demonizar a la empresa de la moda, pero si, a pensar el consumo y la fabricación de prendas de vestir y calzado. Y de que otras formas de consumo responsable, no es que sean lógicas, sino que resultan imprescindibles si queremos cuidar el medio ambiente.
En nuestra sociedad va calando ya un cambio de actitud a la hora de comprar algo nuevo, se piensa en el concepto de “necesidad” y de que esta en nuestras manos cuidar el planeta.
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