Para muchos la solución a este problema es comprar menos cosas y más éticas. Prefieren la moda lenta, eligiendo pocas esenciales, pero de mayor calidad que duran muchos más años. Hay opiniones que dicen que ” Si castigamos con nuestras billeteras, la industria de la moda se verá obligada a cambiar”
Otras opiniones aseguran que “Como la producción de nuestra ropa ahora se realiza tan lejos, hemos quedado completamente desconectados, perdiendo de vista las horas laborales involucradas y en su lugar solo consideramos su precio”
Otros sugieren adquirir prendas confeccionadas en países que tengan leyes laborales estrictas y dejar de lado las “made in Bangladesh”.
No obstante, para Kalpona Akter extrabajadora infantil de estas fábricas, comenta que dejar de comprar no es la solución.
“No boicoteen la ropa hecha en Bangladesh, esa no es la solución, es nuestra principal industria y es nuestro trabajo”
Akter, quien es directora ejecutiva del Centro de Solidaridad con los Trabajadores de Bangladesh, reconoce que hay marcas que si han tomado medidas en los últimos años para que la fabricación sea más ética, pero a su juicio no han ido lo suficientemente lejos.
Pese a todo, ella reconoce que la indsutria textil es la columna vertebral de la economía local. “Alrededor del 80% de nuestras exportaciones son prendas de vestir y la industria emplea a cuatro millones de personas, el 80% de las cuales son mujeres”, manifestó.
Aunque reconoce que las condiciones han mejorado desde lo ocurrido en Rana Plaza en 2013, sabe que aún hay mucho por hacer.
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